Por: Cami Lasagno - Puericultora

Cuanto más vulnerables son, menos probabilidades tienen de alcanzar sus objetivos de lactancia. Esta enorme desigualdad está impulsada por determinantes estructurales, organizativos, interpersonales y comunitarios. Factores como el marketing agresivo y engañoso de la industria de fórmulas lácteas, la falta de licencias adecuadas de maternidad/paternidad, la ausencia de apoyo laboral y comunitario, la falta de información y profesionales capacitados y actualizados para tal fin, afectan las opciones de alimentación infantil.

Como todos los años, del 1 al 7 de agosto transitamos la SEMANA MUNDIAL DE LA LACTANCIA. Este año, el lema es: “CERRANDO LA BRECHA - APOYO A LA LACTANCIA EN TODAS LAS SITUACIONES”, y pretende hacer hincapié en mostrar la necesidad de mejorar el apoyo a la lactancia para reducir las desigualdades que existen en nuestra sociedad.

Por ello, cuando hablamos de “cerrar la brecha”, nos referimos a disminuir aquellas situaciones que hacen que algunos/as bebés tengan menos acceso a la lactancia, por diferentes situaciones. 
En este sentido, la lactancia puede actuar como agente de equidad en nuestra sociedad y por ello se debe garantizar que tanto la madre/ persona gestante, el/la bebé y las familias tengan acceso a apoyo e iguales oportunidades para su práctica, en especial a aquellas que, por diferentes motivos se encuentran en situaciones vulnerables. 

Es necesario que toda la sociedad toda se comprometa con esta práctica: las organizaciones, los gobiernos, los sistemas de salud, los lugares de trabajo, las comunidades y los miembros de la familia quienes, de distintas maneras, podrán participar para cerrar la brecha.

Abordar la lactancia con corresponsabilidad implica pensarla como un hecho cultural, colectivo, una tarea compartida que tiene un impacto trascendental en la salud, de la persona que amamanta y también de la persona recién nacida.